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Una mirada sobre la
crisis Argentina
Laura Maffei
Confederación de Trabajadores de la Educación de la
República Argentina - CTERA - www.ctera.org.ar
La historia de
un proceso | La
construcción de salidas
Desde hace algunos meses distintas
imágenes de la crisis argentina recorren las pantallas de
televisión, los periódicos y los servicios de información
de todo el mundo mostrando el fracaso de un modelo impulsado por
los organismos de crédito internacional y que encontró
en Argentina su mejor y más aplicado alumno.
Las imágenes de diciembre
de 2001 hablaban del estallido social, de la brutal represión,
la caída de un gobierno a menos de dos años de haber
ganado las elecciones por mas del 50% de los votos y la total pérdida
de credibilidad en la clase política, la justicia, las estructuras
sindicales, los partidos políticos, etc.
Corresponde aclarar que esta crisis
que aparece como un hecho espontáneo que tiene que ver con
el hartazgo de una sociedad y con la tremenda incapacidad de las
clases dirigentes, es el punto cúlmine de un proceso sumamente
violento de desestructuración social, de vaciamiento, de
consolidación de los grandes grupos empresarios locales,
de destrucción de la identidad nacional. Este proceso se
inicia con claridad a partir del Golpe de Estado Militar de 1976
y se va profundizando con los sucesivos gobiernos elegidos por el
voto popular, especialmente durante el gobierno de Carlos Menem.
La historia de un proceso
El saldo de los trágicos
7 años de Dictadura Militar (1976 - 1983) en nuestro país
fue, además de la desaparición y/o asesinato de 30.000
ciudadanos, en su mayoría militantes y dirigentes populares,
un enorme endeudamiento externo, el comienzo de la destrucción
del sistema productivo nacional y la consolidación de grupos
de poder económico y político local. Dejó también
como saldo una sociedad horrorizada frente a la violencia y crueldad
de la Dictadura, fragmentada y desorganizada que se encontró
sin posibilidades de resistencia ante el avance de las políticas
de endeudamiento, privatización y entrega de los sucesivos
gobiernos "de la democracia".
Durante la década de los
90 la Argentina fue sumamente disciplinada en el cumplimiento de
las directrices del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial
y en su alineamiento con los Estados Unidos de América. La
privatización de todos los servicios, la apertura de sus
mercados, la paridad forzada entre el dólar estadounidense
y el peso, el creciente endeudamiento, fueron todos ellos resultado
de la prolija y aceleradísima aplicación de las directivas
de estos organismos internacionales. Paralelamente crecía
la concentración de riqueza, la pérdida de puestos
de trabajo, el empobrecimiento general de la población, deterioro
de los sistemas de seguridad social, salud y educación pública,
etc.
Durante los primeros años
del "menemismo" estos indicadores del deterioro social
eran ignorados por los sectores que se favorecían con estas
políticas, eran silenciados por los medios de comunicación
y pasaban desapercibidos para amplios sectores de la población,
principalmente los sectores medios, que veían en la paridad
dólar estadounidense - peso la estabilidad y la posibilidad
de contar con créditos. Mientras tanto todo este andamiaje
se mantenía con las divisas ingresadas por la privatización
de todas las empresas del Estado y por los préstamos y planes
de "ayuda especial" de los organismos de crédito
internacionales.
Es claro que para que este proceso
haya sido posible se requería de una clase dirigente irresponsable
y corrompible. Es justamente sobre este factor que los organismos
internacionales, los grupos de poder económico y los medios
de comunicación ponen el centro de los problemas, como si
la corrupción en los niveles dirigenciales fuese su única
causa y como su sola eliminación fuese la solución
de la terrible crisis por la que estamos atravesando.
En estas condiciones, sectores sociales
empobrecidos y marginales producen a mediados de diciembre varios
saqueos a distintos centros de compras. Simultánea e impensadamente,
cuando el gobierno de De La Rúa pretendió declarar
el Estado de Sitio y reprimió, se desató una espontánea
movilización popular, mayoritariamente de los de sectores
medios, fuertemente perjudicados por las últimas decisiones
económicas, quienes desafiando las restricciones al derecho
de reunión salieron, (cientos de miles) a las calles golpeando
cacerolas para exigir la renuncia de las autoridades, el fin de
la represión y la corrupción. Por primera vez en varias
décadas la clase media y los sectores intermedios que sobrevivieron,
con penurias, al deterioro social creciente, sintieron que la situación
era decididamente incontrolable y salieron a las calles exigiendo
cambios profundos.
Así nos encontramos hoy con
un Presidente elegido por el Parlamento Nacional, sin credibilidad,
sin consenso popular y, consiguientemente, de una extrema debilidad.
Un Gobierno y un Parlamento que, desoyendo los reclamos populares,
insisten con la firma de los acuerdos con el FMI, el cual impone
no sólo mayores reducciones presupuestarias sino que sus
presiones llegan hasta la exigencia de sanción o derogación
de Leyes nacionales.
La situación que se vive
en el país hoy tiene dimensiones de tragedia. Con una devaluación
del 400% de la moneda, una inflación superior al 40%, un
58% de la población bajo la línea de pobreza, un 12%
de desnutrición infantil, un 28% de desocupación...
En este contexto, las organizaciones
y movimientos sociales, en el medio de inmensas dificultades, se
mantienen en las calles reclamando, denunciando y procurando organizarse.
La construcción de salidas
Desde la CTERA (Confederación
de Trabajadores de la Educación de la República Argentina)
creemos que la construcción de alternativas a este modelo
debe pasar necesariamente por la unidad de los sectores populares,
de los sectores que han sido históricamente perdedores en
este proceso, a partir del consenso social y apoyada en la democracia.
Por ello hemos sido fuertes impulsores
y fundadores de construcciones alternativas como la CTA (Central
de Trabajadores Argentinos) que en base a la autonomía, la
democracia, la participación y la organización de
sectores considerados tradicionalmente fuera del sindicalismo (discapacitados,
mujeres, desocupados, trabajadores precarios, niños abandonados,
trabajadores informales etc.) viene hace 10 años creciendo
con estrategias innovadoras en la defensa de los intereses genuinos
de las mayorías populares, desde el impulso al presupuesto
participativo hasta las grandes marchas nacionales por el trabajo
o la niñez, a la conformación, en mayo de 2001, del
FRENAPO (Frente Nacional Contra la Pobreza), del que participan
más de 100 entidades, ONGs, organizaciones, dirigentes, partidos
políticos, iglesias. El FRENAPO tiene como eje transversal
unitario la búsqueda de alternativas políticas, sociales
y económicas capaces de revertir la pobreza, entre ellas,
el salario social, que ha sido impulsada mediante la realización
de la consulta popular en los días previos a la caída
del gobierno de De la Rua y en la que se expresaron a favor de esta
propuesta más de 3 millones de ciudadanos.
Con este mismo espíritu,
en el ámbito internacional tenemos una política de
alianzas y articulaciones con organizaciones sindicales y sociales
de todo el mundo, integramos distintos colectivos internacionales
de educadores (IE - Internacional de la Educación- y CEA
- Confederación de Educadores Americanos) y participamos
de distintas redes, entre ellas la Alianza por un Mundo Responsable,
Plural y Solidario. Participamos también junto a otras organizaciones
de América de la Alianza Social Continental y de la Campaña
en contra del ALCA (Acuerdo de Libre Comercio para las Américas),
acuerdo que viene siendo impulsado fuertemente por los Estados Unidos
de América.
Desde el Comité Argentino
del Foro Social Mundial, del cual formamos parte, y con el apoyo
del Foro Social Mundial y las organizaciones que integran
el Comité Internacional del mismo, estamos trabajando también
en la organización de un Foro Social "de urgencia"
de Argentina, para que éste sea una amplia y democrática
Asamblea de Ciudadanos argentinos dispuestos a construir una sociedad
responsable y solidaria.
Entendemos que la situación
que se está dando en Argentina es clara muestra de la destrucción
a la que nos llevan las políticas neoliberales impulsadas
por los Estados más poderosos y los organismos internacionales
que atienden a sus intereses. Vemos a este Foro Social de Argentina
como un espacio para reflexionar y profundizar sobre las características
de este proceso, para la construcción conjunta de alternativas
y resistencias, para el tejido de nuevas y más sólidas
relaciones con nuestros hermanos de los distintos países.
El "estallido" en la Argentina
está demostrando sin ninguna duda que la historia continúa.
Es preciso que recuperemos el protagonismo que nos corresponde en
la generación de las alternativas plurales y democráticas
que sean capaces de hacer frente a la ideología de dominación
y nos permitan construir sociedades responsables, solidarias y respetuosas
de la vida, en las que el objetivo ya no sea el enriquecimiento
ilimitado de algunos sino la satisfacción de las necesidades
materiales y espirituales de todos y todas. |