Frecuentemente se nos pregunta: "¿Qué es lo que hacen, exactamente, en la Escuela de Paz?" como si se preguntara qué es lo que hay, en aquella bella utopía, de concreto, palpable y por consiguiente, de cierta manera, eficaz. La respuesta podría ser: "Desde que la exposición ’Senderos de la guerra o cómo evitarlos’ se organizó y luego empezó a circular, hemos alzado sus modelos 1, 2, 3, y de aquí en adelante 4 y 5, por lo menos 1,000 veces en 10 años,"… ¡y el peso total de lo alzado ha llegado hasta ahora a 208.5 toneladas! Esto, para instalar la exposición en un total de 247 escuelas -más particularmente, secundarias- ayuntamientos, centros sociales, centros de jóvenes, etc., y aquello para unos 200,000 usuarios. Además de estos esfuerzos de halterófilos anónimos -¡y quién rechazaría una mano ocasional! - ¿qué resultados ha producido todo esto? ¿cuál es el "peso" de una acción como ésta?
De hecho, aquí nos encontramos frente a la pregunta fundamental del impacto de nuestra empresa, que podría recordarnos el mito de Sísifo, condenado para la eternidad a empujar una piedra costa arriba y siempre verla rodar otra vez costa abajo antes de alcanzar la cima. Aunque no sean despreciables las cifras mencionadas, todavía se las puede considerar como muy bajas comparadas con la inmensidad de la tarea. Si planteamos hoy esta pregunta, es que estamos en la víspera de nuestro décimo cumpleaños, que merece ser marcado, no por vanagloria, sino por una valoración necesaria que instruirá la consideración de nuestro futuro. A lo que nos estamos refiriendo es al desarrollo de nuestra actividad educativa, que es la forma en que asumimos nuestra vocación completamente: en los tres niveles escolares, en las universidades y más generalmente, para responder a las necesidades cotidianas humanas y ciudadanas; aquí donde estamos, pero también más lejos, como respuesta concreta a los desafíos de las situaciones de pos-crisis, reconstrucción y conciliación como las actuales en el continente africano, entre otros lugares.
De hecho, no se trata tanto de "hacer toneladas de cosas" -¡para eso, de todos modos no disponemos de bastantes recursos! -como de investigar y llevar a cabo, tan escrupulosamente y justamente como sea posible, acciones educativas que contribuirán a prevenir accesos de violencia y conflicto. En el campo de la paz en general, como en el campo de una competición deportiva en particular, ¿lo importante -para usar la famosa fórmula- no es participar?
Red Africa: responder à las necesidades educativas
Del 22 al 26 de septiembre de 2007, se dio un seminario de capacitación de maestros sobre la "Educación por la paz y la no violencia en la escuela" en Abiyán, en cooperación con el Club UA/CI y con el apoyo financiero de la Organisation Internationale de la Francophonie.
"¿Voy o no voy?" en la Costa de Marfil
La Escuela de Paz sí fue…
por Brigitte Serrano y Dorothée Paulin
Después de la compra de nuestro equipo educativo "J’y vais, j’y vais pas" (¿Voy o no voy?) por el Club de la Unión africana en la Costa de Marfil, la Escuela de Paz nos mandó a capacitar unos treinta maestros en la Costa de Marfil. El objetivo del seminario era abrir un centro de capacitación allí, que multiplicara la capacitación y participara a la adaptación de nuestro equipo educativo al contexto de la Costa de Marfil.
Llegamos a un país en plena pos-crisis, con contexto socio-económico difícil, y una realidad de campo muy constrictiva para los maestros. Las clases suelen tener 80 alumnos, y los maestros a veces tienen que dar sus clases dos veces, una vez a la mitad de ellos y luego a la otra. Desde el conflicto, sólo las ciudades del norte tienen algo menos de alumnos por clase.
La capacitación se dio en un clima estudioso y a menudo llevaron a discusiones que alentaban un enriquecimiento mutuo y preguntas en profundidad, tales como:
"¿Usar la vara (el castigo corporal) es compatible con la educación por la paz?"
"¿Un niño puede tener otros derechos que el de obedecer a los adultos?"
Las discusiones permitieron experimentar el protocolo de mediación y de búsqueda de la "base común de evidencia" para aceptar la manera en que otros expresan sus ideas según su cultura, su edad, etc., y llegar a un compromiso que podrá formar parte de un programa de educación por la paz "multicultural".
La directora de actividades extra-curriculares, representante del Ministerio de Educación Nacional, abrió el seminario, y asistió también a la ceremonia de clausura y le dio un diploma a cada aprendiz. Con cada uno se comprometió a apoyar la adaptación y amplificación de nuestro equipo educativo como herramienta fundamental para la educación por la paz.
Versión para imprimir
