Bali (Indonesia) - Los pueblos de organizaciones y movimientos sociales de alrededor del mundo plantearon la lucha por la justicia social, ecológica y de género en las salas de negociaciones y en las calles durante la cumbre de la ONU sobre el clima en Bali. [1]
Dentro y fuera del centro de convenciones, los activistas exigieron políticas y prácticas alternativas que protejan los sustentos y el medio ambiente.
En docenas de eventos laterales, informes, protestas impremeditadas y conferencias de prensa, se expusieron las falsas soluciones al cambio climático - como las compensaciones de CO2, el comercio de bonos de CO2 para los bosques, los agrocombustibles, la liberalización y privatización del comercio avanzadas por los gobiernos, las instituciones financieras y las corporaciones multinacionales.
Las comunidades afectadas, los pueblos indígenas, las mujeres y los agricultores campesinos exigen soluciones reales al crisis del clima, soluciones que no han captado la atención de los líderes políticos. Estas verdaderas soluciones incluyen:
un consumo reducido;
traslados financieros enormes del Norte hacia el Sur basados en la responsabilidad histórica y la deuda ecológica, para pagar el ajuste y el costo de la mitigación por la reasignación de presupuestos militares, impuestos innovadores y la cancelación de la deuda;
dejar los combustibles fósiles en el suelo e invertir en la eficiencia energética apropiada y en una energía segura, limpia y renovable dirigida por las comunidades;
una conservación de los recursos basada en los derechos que da fuerza a los derechos a la tierra de los indígenas y promueve la soberanía de los pueblos sobre la energía, los bosques, la tierra y el agua;
la pequeña agricultura sustentable y la soberanía alimentaria de los pueblos.
Dentro de las negociaciones, los países industrializados ricos presionaron de manera injustificable a los gobiernos del Sur a comprometerse a reducir sus emisiones. Al mismo tiempo, se negaron a mantener sus propias obligaciones legales y morales para reducir radicalmente sus emisiones y apoyar los esfuerzos de los países en desarrollo para aminorar las emisiones y adaptarse a los impactos del clima. Una vez más, se le obliga al mundo de la mayoría a pagar por los excesos de la minoría.
Comparado con los resultados de las negociaciones oficiales, el éxito mayor de Bali fue el impulso que se dio para armar un movimiento diverso y mundial por la justicia climática.
Seguiremos nuestra lucha no sólo en las discusiones, sino también en el campo y en las calles - ¡Justicia climática ahora!