"Alcanzar una solidaridad universal fomentando la amistad y la paz"
: ese es el objetivo que ha fijado el enriquecedor taller "respeto,
tolerancia y diálogo entre culturas". Pueden estar tranquilos,
no se trata sólo de manejar conceptos: debemos elaborar propuestas
concretas, que se harán constar en un cuaderno que transmitiremos
a las autoridades".
Bueno, pero ¿cómo se traducen estas buenas intenciones de
forma concreta? En este taller, monseñor Ruiz, obispo mejicano,
dialoga con un joven palestino; chinos y kazakhs están sentados
juntos. Y es Alicia, joven universitaria checa quien, de repente, se da
cuenta de la formidable riqueza de las experiencias vividas por todos
los participantes. "Debemos llegar a propuestas concretas, de acuerdo,
pero ¿por qué no empezar a dialogar entre nosotros aquí
y ahora ? Aquí mismo, entre nosotros, podemos iniciar la reflexión
si cada uno de los participantes expone las experiencias vividas en su
país". Esta observación modifica de golpe el programa
del día. El turno empezó con Alicia, que habló de
su trabajo con los jóvenes de la República checa, "
que se han quedado prácticamente sin valores, que buscan respuestas
rápidas e inmediatas a sus problemas" Desde la caída
del telón de acero, tanto aquí como allí, los jóvenes
sueñan con dinero fácil, con un consumo desenfrenado. "
¿Es que la felicidad consiste en parecerse a los americanos?"
pregunta Alicia. Ella no tiene la respuesta, aunque su convicción
se adivina en sus ojos claros. Pero el debate está lanzado, ya
que atañe prácticamente a todo el conjunto de civilizaciones
que aspiran al desarrollo.
Con el impulso de Alicia, el taller se ha transformado en un vasto foro.
Luis, religioso mejicano, habla del, aún hoy, difícil diálogo
con los primeros habitantes de América Central; Nadir, palestino,
se pregunta cómo se va a poder instaurar el diálogo en Oriente
Próximo, donde, según dice, "no se respetan los derechos
fundamentales". Un artista chino, por su parte, anima a los participantes
a sobre todo "no decir no al mundo. La solución es participar".
Y citar un proverbio sobre la fe que mueve montañas.
En todo caso, ¡gracias, Alicia!
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