Número 7 | Diciembre 2000 | |||||
Sumario |
Artista invitado: Joan Abelló (Catalunya) Joan Abelló i Prat nació en 1922 en Mollet del Vallès en esta casa "llena de recuerdos" donde nos ha recibido y que hemos disfrutado visitando en su compañía. Efectivamente, la "Casa Museo" está llena de recuerdos, de obras del maestro y de obras de sus maestros (Mir, Pruna, Pellicer). Hay retratos y dedicatorias firmadas por Picasso, Miró, Dalí y fotografías del artista con sus amigos. Nuestra mirada se va maravillando a medida que observamos los muros y techos. Cada habitación que atravesamos parece querer explicarnos una historia que el maestro se apresura a contarnos. Divina sorpresa: Mollet del Vallès, esta pequeña ciudad en la periferia de Barcelona es la cuna de uno de los mayores pintores del siglo XX. Un hombre discreto, generoso, en continua búsqueda que, a los 79 años, sigue pintando y queriendo ofrecernos, tela tras tela, con un estilo majestuoso que él mismo ha bautizado como explosivismo, su filosofía de la vida. "Jo sóc un pintor del Vallès." Su arraigo puede que sea lo que explique que este creador prodigioso muestre una conciencia aguda del mundo de su época, tal y como lo testifica su obra "Planeta Terra" (1998) reproducida en la portada de este número o el fresco "Història tràgica de la l'època que m'ha tocat viure" (1981) que descubriremos en la próxima entrega de Caravana. A los 70 años empieza una vuelta al mundo que lo conducirá a Egipto, Africa Negra, India, Tailandia, la Isla de Pascua, como si sus raíces profundas lo empujaran a extender sus ramas hacia todo el universo. Estos viajes son también el pretexto para llevar a cabo nuevas creaciones. Expone en Londres (1969), en París (1979), en Nueva York (1982), en Moscú (2000), etc. Su recorrido expresa, mejor que ningún discurso, la fuerza de aquellas y aquellos que saben preservar sus raíces en una época que nos querría nómadas sin darnos ni el tiempo, ni la sabiduría para ello.
Antaño, "en los cafés había mesas ocupadas por distintos grupos de personas. En una se sentaban los agricultores, otra la ocupaban los comerciantes, la de más allá los viajantes, ésta los intelectuales. En estos grupos, unos hacían política de derechas, otros de izquierda y en otros se hablaba de arte. Cuando finalizó la Guerra Civil, esto fue tomando arraigo y los artistas, que siempre somos los vanguardistas de cada momento, empezamos a hacer tertulias. Fuimos un grupo que cada día nos reuníamos, de hecho para tomar café, en el bar El Glacier, en la Plaza Real de Barcelona. Tan pronto éramos ocho, como quince y nuestra tertulia siempre versaba sobre literatura y pintura. Todo esto se ha ido al carajo. La televisión y el motor de explosión lo han eliminado. La gente va en moto o en coche, ya no medita, ya no camina… pasa por un lugar y si les hablas de unos relieves te dicen que no los han visto, aunque hayan pasado por ahí cien veces. Todo el mundo pasa de prisa con el coche y no pueden pararse a mirar la fachada de una casa. Todo esto ha provocado que nos fuéramos alejando de las cosas esenciales, como son el pensar, el usar el cerebro, meditar, pensar en cosas, escribir pensamientos, cosas que uno lleva dentro, poesías... Todo estos se ha acabado, como el escuchar música tal y como debe ser escuchada". Mucho más que cualquier discurso, la nostalgia y la magia del Maestro Abelló son comunicativas y instructivas; una verdadera lección de vida. Philippe Guirlet 1 Museu Municipal Joan Abelló (Berenguer III, 122, 08100 Mollet del Vallès, Catalunya, España. Tel : +34.93.593.80.70) |