Número 7 | Diciembre 2000 | ||
Sumario |
Hacia un turismo sostenible En algún lugar de Africa, un europeo que está de paso es invitado por un amigo a jugar un rato en el campo de golf del hotel. Es un lindo lugar todo verde, calmo y sereno. El visitante, que no había jugado jamás al golf, se divierte mucho. Las pelotas parten en todas las direcciones y una de ellas cae en los matorrales que rodean el terreno. Para recogerla, separa las ramas y entonces su mirada se cruza con la de un niño harapiento al otro lado de la valla. A partir de ahí la tierra esta seca y un poco más lejos, dos o tres adultos, que se están al lado de una choza arcaica, también lo miran en silencio. Este turista europeo acaba de darse cuenta que el golf tiene un precio, el del espacio y el del agua, que seguramente pagan los habitantes de la zona. Cada año millares de agricultores son expulsados de sus tierras a causa del turismo, con la circunstancia agravante que los beneficios de éste seguramente no los benefician, sobretodo si el régimen del país no es muy democrático y acaba dedicando estos beneficios a las fuerzas de seguridad antes que al bienestar de la población. ¡Más turistas, siempre más ávidos... El número de turistas que se desplazan fuera de las fronteras de sus respectivos países fue de 635 millones en 1999 y el gasto total que realizaron fue de 439 mil millones de dólares (excluyendo el coste del transporte aéreo). Según las previsiones de la Organización Mundial del Turismo, el número de turistas que entrarán en un país extranjero superará en 2020 los mil quinientos millones. Las clases medias de los países emergentes han empezado a atravesar las fronteras y los océanos, al tiempo que muchos habitantes de países industralizados van al extranjero dos o tres veces al año. Nada parece que vaya a frenar este crecimiento, ni tan solo una improbable recesión mundial. Cuando una catástrofe meteorológica, un terremoto o una explosión política afectan en pocas horas una región entera del catálogo de los tour-operadores, instantáneamente las masas de turistas son dirigidas hacia otros lugares, sin que las estadísticas mundiales sufran la más mínima variación. Tan solo el país afectado, en el caso de depender demasiado de las divisas del turismo, puede verse dramáticamente afectado. Las gentes que ahí vivían del turismo se ven reducidas a la miseria. Los que disponen de algunas reservas esperaran días mejores. En definitiva, los tour-operadores orientan sus actividades hacia otros lugares. La actividad turística organiza los espacios a partir de los deseos y los sueños de los viajeros. En el siglo XIX los primeros turistas eran personas acaudaladas a la búsqueda de aventuras o de un cielo más sereno para cuidar su tuberculosis o su malestar. A partir de la Segunda Guerra Mundial, la actividad turística se ha ido ampliando en la medida que los países industrializados han reconocido a las clases trabajadoras el derecho anual a las vacaciones pagadas. En un primer momento las vacaciones se realizaban en sus regiones rurales de origen, pero después, por gusto de la aventura, fueron yendo cada vez más lejos, puesto que la industria turística ha ampliado su clientela a todas las edades y clases sociales, desarrollando infraestructuras de acogida y protecciones sanitarias y médicas. Las actividades anexas se han convertido en indisociables del turismo: los seguros y todo aquello que tiene relación con los equipamientos turísticos como son las cámaras de vídeo y fotografía, las cremas solares y todo tipo de pertrechos. El turismo es la única actividad económica en la que es el cliente y no el producto de consumo el que es transportado y en la que se encuentra cara a cara con la población de los países productores. No obstante, a menudo, las divisas son entregadas al transportador y al tour-operador tan solo para poder acceder al consumo gratuito de imágenes: un bello paisaje, la sonrisa de un niño. La misma miseria se convierte en "fotografiable". Entre la compañía aérea y la cadena hotelera internacional, ¿dónde van las divisas pagadas por el cliente? ...vienen a disfrutar del lujo en los países pobres ! Desde hace más de veinte años, los comerciantes de sueños multiplican las prestaciones extrañas al lugar visitado, como son el tenis o el golf, abriendo a los turistas el acceso a un lujo hasta entonces desconocido para muchos de ellos. Las gentes modestas de las grandes metrópolis occidentales que viven en pequeños apartamentos y que toman el metro cada día para ir al trabajo, reciben hasta la saturación imágenes publicitarias de las futuras vacaciones: gran hotel, vastos espacios, montañas vírgenes, playas y cocoteros. Estas imágenes imponen la paradoja de ir a disfrutar en los países pobres de un lujo desconocido en su país, lo cual contribuye a aumentar la incomprensión entre unos y otros, con la perplejidad de que esto se vende bajo la fórmula del turismo como instrumento de amistad entre los pueblos. No obstante el turismo atrae a sus redes personas entre las cuales se encuentran un número importante de ciudadanos que, en su propio país, son cuidadosos con lo que les rodea, apoyan las ONG, salen a la calle para defender desinteresa-damente causas justas, dan dinero para causas humanitarias y que, a la lectura de los periódicos, manifiestan su solidaridad con pueblos lejanos. Cuando son turistas, infantilizados por el hecho de ser llevados de la mano por los tour-operadores, privados de sus instrumentos de lectura, inocentemente acaban comportándose como saqueadores y mirones. Es preciso que el ciudadano responsable no se convierta, por falta de información, en turista irresponsable. Que aprenda a establecer el vínculo en la prensa cotidiana entre la página internacional de información política y social y la página dedicada al turismo. En los países en los que sueña también hay ciudadanos responsables que se esfuerzan en desarrollar para él un turismo acogedor y de amistad. No tienen acceso a las publicidades onerosas, lo que les obliga a multiplicar nuevas redes de información e inventar nuevos medios de comunicación para que un ciudadano responsable no se convierta en un turista irresponsable. D.V. * Find out more about Gues in Caravana 4!
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