Estar entre un pueblo que
celebra su primer año de liberación
por Nadia Leïla Aïssaoui <nadia@echo.org>
El encuentro ha empezado con una conferencia
de prensa en un lugar con fuertes connotaciones simbólicas:
Saida, capital de Líbano del Sur. Dicha ciudad, ocupada
de 1982 a 1985, ha sufrido muchos bombardeos del ejército
israelí y vivió una masacre pública
de aproximadamente 900 personas.
Al pie de un antiguo fuerte que conoció
las cruzadas, esta ciudad luce orgullosamente su viejo zoco
con callejones sinuosos y frescos, y nos abre, como hace
siete siglos, su más célebre caravanserrallo
de oriente en señal de acogida, de intercambio y
de fraternidad.
Diversidad en las iniciativas y unidad
en las preocupaciones
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El Sr. Habib Sadek, presidente del Consejo
Cultural de Líbano del Sur, ha dado la bienvenida
a todos los participantes. Seguidamente, Gustavo Marín
ha presentado el marco de la cooperación entre la
dinámica de la Alianza por un mundo responsable y
solidario y el Consejo Cultural de Líbano del Sur.
Gustavo ha destacado dos dimensiones esenciales
en la actuación de la Alianza: la preocupación
para unir la diversidad de iniciativas que se han tomado
a escala continental mediante encuentros organizados por
los aliados de las distintas regiones del mundo -en Quito
(Ecuador), Bangalore (India), Dar es Salaam (Tanzania) y
Peles (Rumania)-, y la unidad de las preocupaciones ante
los retos globales a los que hace frente la Humanidad.
La segunda dimensión se encuentra
en el aspecto concreto y palpable de las nociones más
gratas para la Alianza, es decir, la responsabilidad y la
solidaridad: poder estar, hoy, entre un pueblo que celebra
el primer año de liberación de parte de su
territorio de la ocupación israelí después
de 22 años de resistencia, y manifestar, para la
misma ocasión, plena solidaridad con el pueblo palestino,
que sigue luchando por su dignidad y su tierra.
Esta lucha, según las palabras de
Gustavo Marín, no se limita a un conflicto armado
local, sino que simboliza, en este inicio de milenio, la
resistencia de todos por la dignidad y la justicia.
Una cultura de paz en un entorno de guerra
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Nuestra presencia hoy en esta región
del mundo cobra todo su sentido en la dinámica de
la Alianza, en la medida en que ésta es portadora
de una verdadera cooperación solidaria internacional
que enriquecerá aún más el contenido
y la calidad de la Asamblea mundial de Lille.
Hoy estamos en un Hogar Social Cristiano:
Dar el Inaya, un lugar de actividades intensas de la comunidad
cristiana de Saida. Durante la guerra, este hogar se convirtió
en un sitio privilegiado de mediación y de diálogo
interconfesional durante la guerra civil.
Inculcar una cultura de paz en un entorno
de guerra ha sido uno de los desafíos principales
que se impuso el hogar, mediante actividades lúdicas,
educativas y artísticas de los jóvenes de
la región.
Situado en la parte alta de Saida, Dar
el Inaya acogerá nuestra jornada de trabajo de mañana
y nos ofrecerá su saludable frescor mediterráneo.
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