Las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio sobre la agricultura produjo desigualdades crecientes entre los países del Norte y aquéllos del Sur. Porque no toma cuenta ni las formas de producción (sustentables o no) ni a los productores, porque fomenta exportaciones agrícolas, el acuerdo favorece la agricultura intensiva al detrimento de la pequeña agricultura. Se trata de un tratamiento especial y diferenciado al beneficio de las formas industriales de la agricultura y de las exportaciones. Pero la actividad agrícola no se puede reducir a una actividad económica como cualquier otra, sea del punto de vista de los productores o del de los consumidores. Por razones de seguridad alimentaria, de medio ambiente y de economía, es al contrario necesario proteger la pequeña agricultura diversificada. Esto no implica rechazar el comercio de alimentos. Tal comercio es aceptable y deseable con tal de que sea justo.
El documento expresa una serie de propuestas para una aplicación eficaz del principio de soberanía alimentaria dentro de las reglas del comercio internacional, lo que implica dos condiciones generales: el reconocimiento de la soberanía alimentaria como derecho humano, y un cambio en el funcionamiento de la OMC.
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