Número 5 | Abril 2000 | ||
Sumario |
Oasis de la Alianza El Tribunal de la deuda externa se reunió del 26 al 28 de abril de 1999, en Río de Janeiro, Brasil, con la presencia y participación de 1200 personas. Promovido por la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil, Cáritas, el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas, la Coordinadora Ecuménica de Servicios, la Central de Movimientos Populares , el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra y el Instituto de los Abogados Brasileños, con el apoyo del Corecon/RJ, Senge/RJ, Sindecon/RJ, IERJ, Koinonía y PACS, el Tribunal tuvo como objetivos juzgar el caso brasileño de la deuda externa y reforzar la Campaña del Jubileo 2000 a favor de la cancelación de la deuda de los países de baja renta y más endeudados. Por ser Brasil, uno de los dos países con economía de renta media y considerado emergente, y por ser uno de los países que tiene uno de los peores perfiles de distribución de renta del mundo, con un cuarto de su población -40 millones de personas- situadas bajo de la línea de pobreza, fue objetivo del Tribunal identificar la relación entre la deuda externa y esta situación de injusticia y miseria. Además de identificar los factores que originan, constituyen y agigantan la deuda externa, así como sus responsables, el Tribunal apuntó a definir políticas alternativas y estrategias para superar, en forma sustentable, la crisis del endeudamiento externo y sus consecuencias sociales y ambientales. [...] el Tribunal Popular, constituído por representantes de diversos sectores de la sociedad brasileña, llegó al siguiente veredicto: Considerando: 1. Que según los estudios y datos presentados en el Tribunal, la deuda de los países más pobres y más endeudados ya fue pagada y, en la actual forma contable, es impagable. 2. Que la deuda brasileña, a partir de la última renegociación hace cinco años, aumentó de 148 mil millones de US $ a fines de 1994 a 235 mil millones de US $ en noviembre de 1998, y que en el período fueron pagados alrededor de 126 mil millones de US $ a los acreedores externos, indicando una velocidad insustentable de endeudamiento, a tal punto que casi todos los nuevos contratos estarán destinados al servicio de la propia deuda, configurando un círculo vicioso de endeudamiento. 3. Que la decisión unilateral de los EE.UU. a fin de los años '70 de aumentar la tasa de intereses del nivel histórico de 4 a 6 por ciento a más del 20 por ciento en pocos meses, significó una traición de la buena fe de los contratos y, además de haber forzado a los países deudores a tomar empréstitos para pagar los intereses, ocasionó un pago extra que ocasionó la pérdida de U$S 106 mil millones para América Latina. 4. Que el hecho de que los acreedores imponen a los deudores una tasa de riesgo para prevenirse de una posible incapacidad de pagar, le da a estos el derecho de declararse insolventes sin cargo. 5. Que gobiernos identificados con grandes empresas y bancos endeudados con el exterior han realizado la estatización de la deuda externa privada, socializando costos y comprometiendo todavía más los fondos públicos con el servicio de la deuda externa. 6. Que empresas públicas estratégicas fueron utilizadas como instrumentos de sobre-endeudamiento, comprometiendo su salud financiera y capacidad de riesgo, sirviendo esto como pretexto para su posterior privatización. 7. Que existe un vínculo explícito entre la deuda externa, el excesivo endeudamiento público interno y la búsqueda de capital externo de corto plazo, sometiendo al país a una política de altísimas tasas de interés. 8. Que el gobierno, por concebir el sistema financiero como un absoluto y un fin en si mismo, sacrificó la parte del presupuesto dedicada a gastos de políticas sociales y de dinamización de la economía interna para mantener al día el pago de las deudas financieras, teniendo como resultado el abandono de la salud, de la educación, de las políticas de empleo, de vivienda popular, de demarcación y garantía de las tierras indígenas y de sus condiciones de sobrevivencia en tanto son pueblos, de valorización de los ancianos y de los niños, de realización de la reforma agraria, de conservación y recuperación del medio ambiente. 9. Que las políticas económicas y de ajuste del FMI se han mostrado desastrozas para los países que se sometieron a ellas, y sirven para aumentar todavía más la deuda y los otros pasivos externos de esos países, constituyendo una moratoria sin fin de las deudas sociales y ambientales, de las cuales los acreedores son las criaturas, las mujeres y hombres trabajadores del campo y de la ciudad, los negros, los pueblos indígenas y la naturaleza. 10. Que los Estados Unidos manipulan la ONU, la OMC, el FMI, el Banco Mundial y la OTAN en función de sus estrategias de hegemonía y control de los pueblos de la tierra. 11. Que el endeudamiento público brasileño siempre favoreció a los intereses y privilegios de las elites dominantes. 12. Que este excesivo endeudamiento brasileño fue generado sobre todo en las últimas tres décadas, marcadas por los 21 años de dictadura, y por una transición hacia gobiernos civiles que completaron la subordinación cómplice de la política económica al capital financiero. 13. Que este endeudamiento fue constituido por gobiernos dictatoriales, y por lo tanto ilegítimos y antipopulares, y que los acreedores de esos gobiernos además de haber sido cómplices, tenían conciencia de los riesgos que implicaba esos empréstitos. 14. Que la expansión de la deuda está relacionada con las elites brasileñas que, en toda la historia y actualmente, han sido complacientes con las instituciones financieras del exterior, tanto privadas y oficiales como también multilaterales. 15. Que la deuda externa constituye una violación permanente de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales establecidos por la ONU el 16.12.66, que exigen el reconocimiento del derecho de cada nación a la autodeterminación, al desarrollo económico así como también a la libre disposición de sus riquezas y recursos naturales, y además del hecho que en ningún caso podrá un pueblo ser privado de sus propios medios de subsistencia. Los Integrantes del Tribunal de la deuda externa deciden, por unanimidad: La Deuda Externa brasileña, por haber sido constituida fuera de los marcos legales nacionales e internacionales, y sin consulta a la sociedad, por haber favorecido casi exclusivamente las elites en detrimento de la mayoría de la población, y por herir la soberanía nacional, es injusta e insustentable ética, jurídica y políticamente. En términos substantivos ella ya fue pagada y persiste solamente como un mecanismo de sumisión y esclavitud de la sociedad al poder financiero de la usura y de la globalización del capital, y de transferencia de riquezas hacia los acreedores. Por eso, este Tribunal condena el proceso de endeudamiento brasileño, que implica la subordinación a los intereses del capital financiero internacional y de los países ricos, apoyados por los organismos multilaterales, como inicuo e ilegítimo. Responsabiliza a las élites dominantes del endeudamiento excesivo y de abdicar de un proyecto propio de desarrollo para el Brasil. Responsabiliza a los gobiernos y políticos que apoyan y promueven el proyecto de inserción subordinada del Brasil a la economía globalizada. Responsabiliza a los economistas, juristas, artistas e intelectuales que les dan cobertura técnica e ideológica. Responsabiliza a la dictadura de los grandes medios de comunicación, que intentan legitimar la deuda y bloquean el debate sobre alternativas. Decide además comunicar a las autoridades legislativas, ejecutivas y judiciales, de la Unión, Estados y municipios, esta decisión, para que la legitimidad de la estructura y función social de este Tribunal sea respetada. Asumiendo la esperanza presente en las luchas populares por alternativas de vida, de relaciones sociales y de organización de la economía y de la sociedad, el tribunal propone a todos los brasileños y brasileñas los siguientes compromisos y estrategias de acción:
El presente Tribunal es el marco simbólico de una larga marcha. Convoca por eso a los brasileños y brasileñas a participar con esperanza y sin temores a las iniciativas que irán surgiendo, de pie, en las calles y plazas, hasta que consigamos que Brasil sea verdaderamente una patria para todos y que todos tengan condiciones de vida digna y de plena realización de la ciudadanía. Es nuestra decisión. Publíquese y divúlgese. Se autoriza la firma solamente a todas las mujeres y hombres de bien. Contacto: Marcos Arruda – PACS (Point focal relations internationales) * Un plebiscito nacional sobre la deuda externa está previsto del 2 al 7 de septiembre 2000. |