[...] No tan solo estamos mal pagados por las largas horas de trabajo que realizamos, sino que además el trabajo mismo no es interesante: no realizamos los dibujos tradicionales que tan pacientemente aprendimos a ejecutar con la Malama, sino tan solo los dibujos que quieren los alemanes. Nuestra fábrica trabaja con los alemanes, que tienen muy mal gusto, puesto que desean un tapiz pálido, sin color, sin misterio, siempre igual. Desde hace años piden el mismo tapiz blanco con raros diseños amarillentos. Tú no te puedes imaginar de lo que Latifa y yo somos capaces de realizar: rbati y cosas muy delicadas... Son los alemanes los que compran tapices marroquíes, pero desean tapices bastardos, medio alemanes y medio marroquíes... ; y nosotras retenemos toda esta energía, miles de diseños, de colores que nunca saldrán a la luz, puesto que nadie los pide.

Fuente : «Tourisme, culture et développement dans la région arabe», UNESCO, 1999

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