Número 5 | Abril 2000 | ||
Sumario |
Taller Yin-Yang Convocados por la Alianza para un Mundo Responsable y Solidario, como participantes del Taller "Un nuevo equilibrio para el mundo" (New Delhi, febrero 1997) mujeres y varones de diferentes regiones del mundo comenzamos a reflexionar sobre la búsqueda del equilibrio en las relaciones de género. Durante 1998 y 1999 en Buenos Aires desarrollamos una propuesta tendiente a continuar la reflexión, en la cual se comprometieron activamente mujeres y varones tanto del ámbito académico como de sectores populares, igualmente involucrados en la mejora de las condiciones de vida y del logro de un mayor equilibrio en las relaciones. Para llevar adelante este proceso se contó con la participación de organizaciones y grupos que habitan algunos barrios del Gran Buenos Aires. La mayoría de las poblaciones que habitan esta zona presentan un creciente grado de empobrecimiento y un elevado porcentaje de Necesidades Básicas Insatisfechas. Son varones y mujeres que están buscando mejores condiciones de vida, que reclaman mayor paridad en las oportunidades y posibilidades para ambos. También fueron activos participantes, mujeres y varones del ámbito académico, que trabajan en el área gubernamental y no gubernamental y que tuvieron un rol destacado en el Encuentro final (Agosto 1999, en la ciudad de Buenos Aires) facilitando la sistematización y el aporte para la construcción de estrategias hacia un mundo más solidario y responsable. El primer paso... Como primer paso nos propusimos generar un espacio de reflexión e intercambio, planteándolo como un objetivo indispensable poder captar las expresiones de vida cotidiana en su dimensión contradictoria y múltiple; dimensión que refleja lo aprendido desde la infancia, la realidad del presente y por último la gran esperanza en el futuro, en el cambio. Por todo esto iniciamos este proceso con preguntas abiertas que dieran lugar a la creatividad y a lo espontáneo. La realidad actual. Cómo nos vemos y cómo nos ven.
Los conflictos. Las maneras como resolvemos los conflictos y dificultades en las relaciones
Del proceso recorrido nos quedan interrogantes para seguir andando pero también nos quedan testimonios y propuestas. "Hoy juntas reconocimos y nos dimos cuenta de algunas cosas que sabemos..." El deterioro de las condiciones de vida de los últimos años nos ha conducido a las mujeres a buscar nuevas maneras, modos, estrategias de lucha contra la desigualdad social. Para las mujeres la discriminación de género está íntimamente ligada a la discriminación de clase; no solamente son mujeres buscando espacios de participación pública, sino además son mujeres pobres. "Estamos ganando autonomía individual. A través de lo vivido estamos aprendiendo a relacionarnos, a reconocer nuestros deseos, a respetar al diferente, a pelear por nuestro derecho a no ser discriminadas". A partir de la salida al ámbito público (social y/o político) se produce hacia el interior de las familias un cambio en las relaciones de poder. Perciben diferencias con respecto a la identidad y a la autoestima que se atribuyen a este salir y "correrse del lugar", que los demás entienden como el lugar doméstico. "Hoy sabemos que además de querer cumplir con objetivos comunitarios tenemos deseos y aspiraciones personales tanto en lo social como en lo político, en el presente nos motivan las ganas de aprender, de ser conocidas y respetadas". Escuchando algunos de los testimonios vemos que sienten una gran necesidad de involucrarse, ocupando un lugar más central en los objetivos políticos, sociales. Ya no es aceptado el papel de meras espectadoras, aparece la necesidad de ser partícipes y con posibilidad de intervenir en las decisiones. Se expresa la necesidad de un cambio, sin embargo para adueñarse del poder se depende generalmente de la figura de un varón que otorgue espacio, porque en la realidad, por ejemplo en las estructuras políticas partidarias, el varón es el que puede decidir, otorgar o abrir el espacio para que las mujeres se involucren. La solidaridad es percibida como un valor central para relacionarse con los demás. "La participación política "nos abrió la cabeza", el vincularnos con otros grupos de mujeres nos ayuda a no sentirnos tan solas en la pobreza, hemos ganado en lo que a organización colectiva se refiere y hemos crecido solidariamente. Sentimos que hoy estamos capacitándonos para pelear por un espacio de decisión, ya no somos simples militantes: estamos comenzando a reconocernos como dirigentes barriales." La participación política partidaria es percibida como una estructura de poder "con un modelo masculino" de organización, donde las decisiones y puestos públicos de poder los ocupan los varones. En los testimonios pudimos reconocer algunas estrategias para negociar con el varón como la perseverancia, la observación y el darse el tiempo para reconocer lo que llamamos "reglas de juego del otro". "Tanto en el ámbito privado como en el público estamos trabajando la necesidad de perder el miedo al conflicto, el deseo de aprender a hacer visible lo que hacemos. Sentimos que la expresión del enojo, el miedo, la inseguridad, la culpa, la falta de confianza no son síntomas de inferioridad y debilidad. Percibimos que la capacidad de expresión nos puede ayudar a crecer como grupo y como mujeres". Para la mayoría la participación pública y política provoca conflictos en el interior de la familia. Algunas manifiestan que esta participación es posible sólo en determinados momentos o etapas de la vida; mujeres solas, mujeres separadas, con hijos grandes, con pocas obligaciones domésticas. Se siente que el compromiso que implica una participación, una militancia por parte de la mujer es sentido por el varón (pareja - hijos) como una amenaza al equilibrio doméstico, no así la participación en una actividad comunitaria que pueda verse como una prolongación del rol tradicional de mujer (cuidado de niños, atención del comedor, etc.). Lo político, lo partidario, lo público es vivido por el varón como una invasión de un espacio propio que lo llevará a competir. "Para nosotras permanecer en los ámbitos públicos tiene sus costos, debemos demostrar la capacidad "sobre todo cuando se es mujer". Debemos superar etapas para nuestra inte-gración y negociar no solo con los varones sino también con algunas de las mujeres. El espacio público es muy competitivo y la integración de una nueva compañera es vivida conflictivamente por otras mujeres". Cómo permanecer en el espacio público a pesar de los obstáculos y de las presiones. Ante este interrogante surgen algunas estrategias:
En este proceso nos encontramos mujeres y varones, colaborando cada uno desde nuestros propios lugares para hacerlo posible, acompañados y fortalecidos por la energía y el aliento de Nadia- Leila Aissaoui. Rosa Lavecchia (Argentina) |