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Número 5 Abril 2000

Sumario
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bulletOasis de la Alianza
bulletRED DE JÓVENES
bulletSur de Asia '00-'01
bulletTALLER YIN-YANG
 · Para acabar con el patriarcado
 · Encuentro Nueva Delhi
 · Una experiencia de trabajo
 · El hombre político
 · Ciudadanas Militarmente
 · Construir la paz
 · Conferencia de la Haya
 · La cultura al servicio de la paz
 · Una identidad civil
 · Las mujeres en la televisión
 · MHS - Brasil
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 · Masculinidad verdadera
 · Miembros en el debate Yin Yang
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Taller Yin-Yang
El arte y la cultura al servicio de la paz

Cuando en 1972 Ferdinand Marcos impuso la ley marcial en Filipinas, yo era una de las estudiantes activistas que habían sido internados en un centro de detención y torturados por el ejército. Actualmente, treinta años más tarde de este encuentro personal con la violencia, he creído que no debía tan solo explicar simplemente mi historia, sino también contribuir a la reflexión sobre los medios de exorcizar el recuerdo de la tortura, de lograr la paz interior y de continuar el camino, para llegar a ser un abogado de la paz para los otros.

Durante los veinte años de la dictadura de Marcos en Filipinas, muchas fuerzas pretendieron promover la paz. El mismo Marcos clamó que fue en razón de la necesidad de paz que tuvo que imponer la ley marcial en 1972. Cuando fue depuesto en 1986, quienes lo depusieron declararon al mundo entero que era la primera vez que la gente echaba fuera un dictador sin derramamiento de sangre.

Pero, ¿es la ausencia de confrontación armada la esencia de la paz? No ha habido ningún cese real de las hostilidades entre el gobierno y las fuerzas políticas que desafían el poder del estado. El desmantelamiento pacífico del orden militar en 1986 no resolvió, pues, los problemas de base de los que nacen los disturbios sociales y la violencia en la sociedad filipina.

El arte hacia la paz interior

Cuando me encontraba en el mas absoluto confinamiento durante mi detención, cuando tan solo podía dialogar con el muro y conmigo mismo, combatí la desolación manteniendo ocupada mi mente en el trabajo. Imaginé y escribí varias historias para y de mí mismo. Me reinventaba y empecé a descubrir que había otros "yo" distintos que aquel con el que yo estaba. Estos otros "yo" no estaban tan amargados ni llenos de resentimiento, a pesar de que fueran rebeldes y libres.

La imaginación y el deseo de libertad me impulsaron a escribir poesía. Para pasar el tiempo en nuestra celda de detención, algunos prisioneros políticos se pusieron de acuerdo para fabricar tarjetas de felicitación. Mi momento preferido en la fabricación de la tarjeta era cuando debía escribir la dedicatoria. Fue durante este período que empecé a descubrir el poder la palabra escrita.

Dibujar imágenes a través de líneas de poesía y, más tarde, explicar historias sobre otras posibilidades de vida representó, para mí, un camino hacia la liberación. Esto me ayudó a sobrevivir durante ese año que pasé en el campo de detención y en la prisión más amplia de una sociedad bajo una ley marcial.

Fueron esta paz y esta fuerza interior las que me permitieron simultáneamente enseñar en la universidad, fundar y criar una familia y estar en relación con las gentes del movimiento para la libertad y la democracia. Ciertamente que no todos los prisioneros pueden llegar a ser poetas, ni todas las personas confrontadas a la violencia consiguen usar el arte y la literatura para canalizar su rabia. No obstante la llave para conseguir la paz interior es poética. En este sentido hay que precisar que el proceso es más importante que el resultado. Usar la imaginación es más importante que su consecuencia, la poesía.

Hermanas por una causa

En 1981 Marcos declaró el fin de la ley marcial, ofreciendo, como prueba, la celebración de elecciones. Esta parodia de elecciones y la fanfarronada de decretar una "nueva república" fueron denunciadas en la crónicas de algunas mujeres escritoras, que, no solo fueron despedidas de sus periódicos, sino también perseguidas por el ejército acusadas de traición y subversión.

El traumatismo colectivo sufrido por estas mujeres escritoras nos llevó a fundar WOMEN (Women Writers in Media Now). Colectivamente explicamos que escribir crónicas en un periódico, ejerciendo la libertad de prensa, no podía ser considerado como una traición. Paralelamente teníamos que explicar, por ejemplo, por qué era necesaria una organización separada de mujeres escritoras.

La respuesta a esta pregunta no la articulamos claramente en nuestros discursos. No obstante, a medida que nuestras actividades se hicieron más interesantes, descubrimos que era imposible no tomar en cuenta la cuestión de la diferencia sexual y de su papel en la formación social. Como mujeres nos dimos cuenta que nos agrupábamos, no tan solo para reclamar para nosotras mismas la libertad de expresión, sino también para denunciar el patriarcado que era la principal estructura de poder de la dictadura. Los que dirigían el país eran principalmente hombres con uniforme. Nosotras éramos mujeres, una subclase en una organización militar enteramente masculina. Puede que como mujeres estuviéramos poniendo en evidencia la posibilidad de una realidad política totalmente diferente.

Pacto de paz en nombre de la libertad de expresión

Ayudamos a constituir el Concerned Artists of the Philippines (CAP) para abordar francamente la cuestión de la censura en las películas y en las otras artes. Con el CAP descubrimos que la libertad de expresión era un elemento crucial sin el cual todos los otros esfuerzos para fomentar el progreso y el desarrollo en Filipinas estaban vacíos de sentido. La libertad de expresión y una prensa libre son las condiciones necesarias para una sociedad abierta y libre; y sólo una sociedad abierta y libre puede construir la paz y progresar para su pueblo.

Desde una perspectiva general mi historia personal sugiere tres modos de acción para construir la paz. En primer lugar, la paz interior para todos los abogados individuales de la paz. Es preciso trabajar para conseguir esta paz interior y construirla sólidamente sobre el compromiso y la convicción. Creo que sólo las personas que han experimentado este tipo de paz interior pueden animar y apreciar la necesidad de una paz auténtica, justa y durable. En segundo lugar, libertad y fortalecimiento de las capacidades para mujeres. Creo que las mujeres, más que los hombres, tienen el poder y la capacidad de establecer nuevas maneras de actuar, particularmente en el juego político, regido principalmente por hombres. En tercer lugar, libertad de expresión para todos sin consideración de clase, sexo, afinidad étnica o convicción política.

Lilia Quindoza Santiago (Filipinas)

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Por una identidad civil de las mujeres
Elementos de un derecho civil femenino*

Luce Irigaray en su exposición por una construcción de una identidad civil equitativa que conduzca al respeto de los sexos, establece como condición necesaria la elaboración y la aplicación de un derecho civil femenino. Escribe al respecto: «Desde hace siglos los hombres han dirigido la sociedad. Ellos han definido las leyes según sus concepciones - conscientes o inconscientes, claras u obscuras - de la ciudad. Han organizado todos los grupos humanos según sus necesidades o deseos. El declive de la organización patriarcal, la entrada o el retorno de las mujeres en la esfera pública reclama una nueva gestión de lo civil en función de las necesidades actuales». Existe en la sociedad dos grupos humanos diferentes : los hombres y las mujeres. La coartada del individuo neutro no resiste a la realidad: las mujeres se quedan embarazadas y los hombres no, las mujeres son violadas y los hombres raramente, los cuerpos de las mujeres sirven a la prostitución y a la pornografía involuntaria, en el caso de los hombres la dimensión es infinitamente menor, etc. En el mercado de trabajo esta neutralización de los sexos es igualmente imposible, porque las mujeres han de luchar para obtener el derecho al trabajo y a un salario justo, y no a ser consideradas como hombres aquejados de algunas particularidades problemáticas: la menstruación, el embarazo, la educación de los hijos, etc.

Las mujeres no deberían usurpar ni mendigar un pequeño espacio en la sociedad patriarcal haciéndose pasar por hombres completos para conseguir la mitad, puesto que ellas representan la mitad de los ciudadanos del mundo. Ellas deben lógicamente obtener la identidad civil con los derechos correspondientes a esta identidad.

Las resistencia masculina a la idea de un derecho civil femenino es fuerte y presenta diversos factores: la necesidad de repensar la separación entre lo político y lo religioso, la necesidad de requilibrar la relación entre derechos y obligaciones; la dificultad de admitir que las mujeres son personas adultas irreductibles ante los hombres; la imposibilidad actual de imaginar un derecho extraño al concepto de igualdad.

Más que luchar golpe a golpe, la autora sugiere a las mujeres activas políticamente de proponer a los legisladores modificaciones adaptadas a los individuos-mujeres:

  • El derecho a la dignidad humana, lo que significa: no más utilización comercial de su cuerpo y de su imagen; representaciones válidas de ellas mismas en los gestos, las palabras y las imágenes en todos los lugares públicos; no más explotación de una parte funcional de ellas mismas por los poderes civiles y religiosos (la maternidad).

  • El derecho a la identidad humana, a saber: la inscripción jurídica de la virginidad como componente de la identidad femenina no reducible al dinero, no monetarizable por la familia, el estado o la religión; el derecho a la maternidad como componente de la identidad femenina (la mujer dispondrá de un derecho civil para poder elegir cuando quedarse embarazada y el número de embarazos).

  • Los deberes mutuos de madres e hijos serán definidos por el código. El objetivo es que la madre pueda proteger a sus niños y ser asistida según la ley. Los deberes respectivos de la madre y del padre serán objeto de especificaciones diferentes.

  • Las mujeres tendrán un derecho civil en donde se defienda su vida y la de sus hijos, sus viviendas, sus tradiciones, su religión contra toda decisión unilateral que venga del derecho masculino.

  • A nivel financiero: el celibato no será penalizado por la fiscalidad ni por ninguna otra carga; las asignaciones familiares serán iguales para cada hijo; los medios de comunicación como la televisión por los cuales las mujeres pagan las mismas tasas que los hombres serán adaptados teniendo en cuenta la mitad femenina de la sociedad.

  • Los sistemas de intercambios lingüísticos serán modificados para asegurar un derecho al intercambio equivalente para mujeres y hombres.

  • Las mujeres serán representadas en igualdad en todos los puestos de decisión civiles o religiosos.

* Propuesta presentada por Luce Irrigarai en Roma, el 8 de abril de 1988 en Preparación para el Forum «El momento de las mujeres», organizado por las mujeres del Partido Comunista Italiano y la revista RETI.

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© 2001 Alianza para un mundo responsable, plural y solidario. Todos los derechos reservados. Ultima actualizacion, 23 de abril de 2001.